El brazo sur de la Peregrinación partió de la punta de Texas en Brownsville, serpenteó alrededor del Golfo de México -una zona elegida por sus profundas raíces católicas- y atravesó la región sureste de Estados Unidos camino de Indianápolis para el 10º Congreso Eucarístico Nacional.
Los peregrinos asistieron a Misa todos los días y tuvieron numerosas oportunidades de sanación y encuentros con la misericordia de Dios. Seguimos a Cristo por las calles, proclamando su amor y su misericordia a través del mayor don que la humanidad ha recibido jamás: la Sagrada Eucaristía.
Esta ruta debe su nombre a San Juan Diego, cuya visión de la Virgen tuvo un enorme impacto en el carácter espiritual de Norteamérica. San Juan Diego tenía una gran devoción a la Eucaristía y hacía su propia pequeña peregrinación cada día, levantándose antes del amanecer y caminando 15 millas para ir a Misa diariamente. A lo largo de esta ruta meridional de nuestra Peregrinación nacional, nos unimos a él para pedir a Nuestra Señora que conduzca a América a un mayor amor por su Hijo en la Eucaristía.
¡San Juan Diego, ruega por nosotros!